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Manifiesto

4 Mar

Manifiesto, Curriculum vitae con pretensiones.

 

Hugo Brown.

Helvética

4 Mar

 

La Fe

4 Mar

Desde las diez y media de la noche hasta media hora después de la media noche, FUEGO.

Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos ni de los letrados.

Certidumbre, sentimiento, gozo, paz.

Dios de Jesucristo.

Dios de Jesucristo.

El mundo olvidado, todo excepto Dios.

“Oh justo Padre, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido” (Juan 17:25).

Alegría, alegría, alegría, lágrimas de alegría.

 

La descripción del suceso revelacional que    experimenta Pascal me interesa, no sólo por tratarse de un momento moderno de zarza  ardiente, sino precisamente  por el cuidado que se toma de constatar con el reloj cuánto tiempo transcurre en  medio de semejante experiencia. No sólo se le ha revelado el Dios del Antiguo sino también el del Nuevo Testamento. Durante un suceso de tal magnitud el mundo, por supuesto, es olvidado. Pascal, al igual que Moisés, definitivamente ven; la experiencia trascendental que determina su camino en la fe está marcada por una visión. Sin embargo la fe es definida en la Biblia como certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve, entonces pareciera que sí vieron pero que así mismo algo permaneció oculto tras esa visión. Vieron sin  ver, pero vieron y eso fue definitivo.

Los militantes del arte moderno tuvieron la necesidad de redactar sus manifiestos, no sólo como documentos programáticos, sino también como evidencias de su fe inquebrantable. No importaba si se militaba en una u otra vanguardia, se debía estar convencido de que lo que el texto rezaba era cierto. Difícilmente hoy encontraríamos evidencias de la fe contemporánea en manifiestos como los de ellos pero no por una cuestión de incredulidad creciente, sino por buscar en el lugar errado. La fe es algo que penetra a toda sociedad hasta sus raíces, cambian los depositarios, la proporción y las manifestaciones de la misma, pero la fe continua presente como lo estuvo en ese hombre en medio del desierto frente a un arbusto en llamas sin consumirse. El arbusto ardía y el testigo se descalzaba. Pascal atinó a decir FUEGO, FUEGO mientras era atravesado por la certidumbre, el gozo y la paz. Ignoraremos para siempre qué estaba viendo. Pero veía.

Suponemos que  vemos más que cualquier otra generación que haya vivido en este planeta. Cada dispositivo de visión ha ampliado, no sólo los puntos de vista, sino también la posibilidad de esta y ha aportado su respectiva cuota de fe,  entre más vemos más creemos.  La trascendencia de las visiones permanece relativa a quien la experimenta, vemos el féretro de Michael Jackson y creemos que él está ahí, asesinado por su médico personal. Vemos las torres  del World Trade Center caerse y creemos que Osama Bin Laden lo planeó y ejecutó. Recuerdo que en EL TIEMPO, días después de este suceso, apareció la fotografía de las llamas y las columnas de humo de una de las explosiones y había quienes aseguraban ver la cara del diablo saliendo de entre ellas. Vemos, o mejor, no vemos el cadáver de este asesino y creemos que por fin lo capturaron y dieron muerte y que ahora el mundo es un lugar más seguro. Vemos los golpes y la sangre en el rostro de Muamar el Gadafi  y creemos que la democracia venció.  Vemos a Petro y su imagen de Progresistas en el Palacio Liévano y creemos que los corruptos pagarán. Vemos a Santos  en la presidencia y creemos que Uribe dejó de Gobernar. Vemos filas de hombres entregando armas y creemos que algún gran frente se desmovilizó. Vemos  y creemos pero ¿en realidad vemos? o ¿creemos que vemos?.

No es más visible esta época que las anteriores, no somos la generación de la visión, más bien la de la credulidad. La verosimilitud de algo no consiste solamente en la visión de eso que se aparece ante nuestros ojos, sino en que permanezca oculto aquello que lo desmienta.

 

-Luis Alfonso.

Manifiesto

4 Mar

Yo no sé desearte nada extra. No sé y no quiero darte órdenes. No quiero ser aséptico, ecónomo de letras ni de palabras, no, yo quiero tu atención un minuto y un minuto para darte un motivo.

Sueño. Y sueño por ti y por vos y por them y por los demás que mi lengua no conoce. Y sueño y te deseo. Deseo y no controlo. Deseo que si te metes al (a)Arte, sea bailarina, músico, fotógrafo o actriz, que lo que digo se enlace a tu sueño.

Te deseo la voluntad de un monje, no la disciplina de un militar.

Te deseo la impecabilidad de un chamán, no la sequedad estúpida del intelectual.

Te deseo el vacío pleno del giro en el tango, no la autosatisfacción de un BlackBerry diciendo cuál cuerpo vale y cuál no.

Te deseo la potencia de la pantera: sabia, oscura, pequeña en comparación a otros félidos pero letal -más que un tigre- para el cocodrilo.

Te deseo la realeza del jaguar: rítmica, sonora, genuina, mixta en sus lecturas por sus muchos colores propios.

Te deseo la paciencia del que sembró palmera y antes de él, de la que cosechó quinua, y antes de ella, de la tierra que acumuló y naturalmente recolecta para sí, pero a todos da de una forma u otra.

Te deseo el ojo y mano del reciclador: inteligencia para calibrar, fortaleza para descartar, sagacidad para mudar, fluidez para hacer, humildad para dejar ser. Si una técnica no sirve, él toma otra, porque sabe que el material le devuelve en realidad lo que lleva en sí.

Sueño por ti y para ti, arranques o finalices. Y cuando estoy algo enviciado me he dado cuenta cómo hallar unas respuestas; en el mantenerse  en un campo interno en el cual pueda extirparme distorsiones aprendidas -romanticismos, sobre todo-; en el recolectar mi fuerza en sintetizar, para actuar como un campo eléctrico, magnético, pulsante, con la percepción más pura y una raíz interna grande. Así es que siento que se puede volar cuando se quiere por potencia propia, azar y moda intelectual aparte. 

Yo quiero que tengas en tu mano una semilla y que luego, armadura mediante, te sumerjas en lo pantanoso y halles terreno fértil para sembrar. Y hallarás afuera y adentro mentiras, sexismo, racismo, pajazos mentales, vitrinas que en verdad son jaulas y ventas que son prostituciones más que otras cosas; hallarás que lo podrido del ser humano está en el arte porque el arte nace del mismo ser humano. Luego, lo brillante del mismo sólo sale cuando lo podrido se vuelve abono.

No sólo es cuestión de trabajo. Es fina sintonía y ritmo adecuado, es gama y paleta y material correcto, es gracia y lucha porque el sube-baja de lo inestable no debe arrasar y sacarte de eje. La competencia es dura. La vida también. Pero eso no implica que no podamos aprender a divertirnos.

En un mundo percibido y diseñado por y para banqueros… ¿estás listx para asumir todo esto?.

 

-Juan Felipe Parra.

Procesos*

4 Mar

“Lo que en cualquier caso puede decirse es que, para la posmodernidad, las exposiciones son lo que en la definición y afianzamiento de las vanguardias históricas, desde el futurismo al surrealismo, fueron los manifiestos y lo que para las neovanguardias generadas después de la Segunda Guerra Mundial representaron las proclamas de historiadores y , particularmente, de críticos”. (Anna María Guasch).

Los lenguajes artísticos contemporáneos van más allá de la búsqueda de una voz propia, su insistencia se aleja de aquel  discurso tan en boga en la modernidad sobre la idea de autor, hoy vemos que el eco de una época se percibe en la consecución del suceso plástico en donde el individuo toma conciencia de formar parte de un todo, el cual se encuentra habitado dentro de contextos culturales específicos pero a su vez relacionado con una escena universal.

De igual forma al hacer una mirada sobre los procesos adelantados en La Academia, encontramos varias temáticas y lenguajes en donde el aprendizaje de una técnica; entendida ésta como una manera de explorar plásticamente y plantear preguntas frente a la noción misma del arte, funcionó como criterio para organizar todas las propuestas presentadas durante las entregas finales, desde el dibujo figurativo en pequeños formatos finamente resueltos a través del lapicero como herramienta constructiva, pasando por la exploración lineal orgánica del pelo como gestor de la imagen en los que la grafía se definen como tejidos de pensamientos, hasta la posibilidad de generar un dibujo a través de lo impersonal de una curiosa máquina.

La apropiación como recurso estético para reinterpretar lo que dábamos por terminado, pone a la obra de arte como una puerta que se abre, es el caso de la medusa en donde la imagen nos recuerda un Caravagio inmerso en un juego fotográfico, la memoria como gesto que habita en la epidermis de unas muescas de pared son la evidencia de un tiempo que se rompe en esa supuesta linealidad lógica para ser entonces mancha pictórica, al parecer estas obras dialogan con el objeto prótesis, pierna que nos habla con tono surrealista y sostiene su propio mundo en un paso que va si queremos a todas partes dejando su huella como un signo de interrogación, por ahora en los pasillos de madera de La Academia.

El cuerpo visto a través de un monitor que proyecta el video de un gesto acompaña tanto el rostro exaltado por un juego al que no hemos sido invitados, como el de aquella mujer que nos mira y su rostro súbitamente cambia para evidenciar que todo se transforma, incluso pensar en una columna que se sustrae o en un singular perro cuyos ladridos parecen alertar a esa especie de figuras marinas sumergidas en planos de color, en mundos similares a las pinturas de mapas caprichosos sobre el látex y que en esta exposición nos hablan.

La pintura de pincelada que fragmenta casi calidoscópicamente en colores  intensos el rosetón que su imagen sugiere, contrasta con el  estallido de las  manchas de un aerosol, una y otra transitan sin timidez al igual que aquel grabado de curiosos ratones y  reiteran el carácter de exploración que define ésta amalgama de trabajos seleccionados y mas que respuestas sobre qué sucede plásticamente en La Academia nos interroga astutamente sobre el eco de una época que nos pertenece pero tan fugitiva como el tiempo que apenas al mencionarlo ya no está.

*Texto curatorial de la exposición Procesos (muestra de trabajos de estudiantes de la Academia de Artes Guerrero).

-Mauricio Prada.